

Juana
Cosechando la vida
Juana Copete tiene 72 años años de edad, es oriunda de Tadó Chocó y se ha sumado a otros campesinos en Chigorodó a cultivar cacao organico, hace parte de la Asociación de Cacaoteros Emprendedores Futuro Verde, Acefuver.
‘‘Nos vinimos desplazados, con mis hijos’’ dice Juana al relatar cómo llegó a la región de Urabá, y es que alrededor de los años 70 la violencia se intensificó en el departamento del Chocó, la presencia de las guerrillas en la zona en la que estaba viviendo junto a su familia, causó miedo así que las familias tuvieron que abandonar las viviendas en las que estaban y ella junto a una de sus hijas se trasladó hasta Nueva Colonia, corregimiento del municipio de Turbo, lugar donde trabajó en fincas bananeras y como vendedora informal. Dos de las ex parejas con las que convivió Juana fueron asesinadas en el periodo de la violencia en la región, sin embargo cuando los hechos ocurrieron ya no estaban juntos, aunque de ellos quedaron 3 hijos.
Aunque hace cinco años tuvieron que amputar una de las piernas de Juana a la altura de la rodilla, eso no ha sido un limitante para estar al frente del cultivo de cacao. Ella recuerda con una sonrisa que junto a su esposo, en el año 2015, decidieron empezar a sembrar cacao en la tierra en la que habitaban.
Por medio de la Umata conocieron un proyecto de para cacaoteros del cual recibieron la semilla y abono orgánico, programa que los llevó a asociarse a Acefuver, para recibir acompañamiento y vender de manera segura, a un precio estable sus productos.
Cuando la familia empezó a cultivar Juana aún no tenía muletas, aún así ayudó a su esposo a sembrar el cacao, él hacía los huecos, ella sembraba las plantas desplazándose a rastras. Él, sin embargo, no pudo ver la primera cosecha de lo que sembraron juntos, ella hoy sigue protegiendo el cultivo y apostando a la producción orgánica del cacao.
Cada cierto tiempo, dependiendo la producción, que suele ser menor en los meses de julio y agosto, Juana llega hasta el casco urbano en Chigorodó a vender el grano. Suele verse de lejos, andando con un par de muletas, su cabello afro con tintes blancos por las canas y alguien que le ayuda a bajar la carga del jeep que la lleva hasta la plaza de mercado justo al frente de las instalaciones de Acefuver.